Plan hortelano para familias urbanitas.
👁 CENTRO DE EDUCACIÓN AMBIENTAL DE EL RETIRO.
En una mañana fría pero luminosa, de las que tanto nos gustan en invierno, vamos entusiasmados a hacer un plan muy diferente a los que estamos acostumbrados; es una novedad de la que nos han hablado muy bien.
Entrando a los Jardines del Buen Retiro por la Puerta del Ángel Caído, la que está al lado del Real Observatorio, un sendero sinuoso y estrecho rodeado de vegetación nos conduce a un lugar misterioso y secreto (o al menos lo era para nosotros hasta hace unas pocas semanas).
No conocíamos de la existencia del Huerto del Retiro, un lugar escondido para los no iniciados. Al llegar nos impresionaron la cantidad de árboles frutales, flores y plantas ornamentales y aromáticas en parterres, en mesas, en bidones, en pallets… todo puede servir para cultivarlas. Fresas, judías en sus vainas, distintos tipos de acelgas de colores llamativos, repollos (nos sorprende una variedad “asa de cántaro”, que sólo habíamos visto en los mercados de León), berzas, pimientos…
Los pallets se convierten en jardineras ornamentales para pequeños pensamientos de colores y los bidones de metal son improvisados freseros en los que las grietas sirven de soporte a los nuevos esquejes y, apoyado en una pared, hay un pequeño jardín vertical, recuerdo de anteriores celebraciones.
Eva y Nuria, después de presentarnos, traen una caja llena de tesoros que va sacando, uno a uno, para que los niños intervengan. Algunos ya veteranos, porque han venido otras veces, descubren enseguida de qué se trata. Es un juego, una gimkana, para ir encontrando todo lo que nos piden en este especial juego de pistas hortelano.
Y es que todo en el Huerto tiene una función: hay un estanque no ornamental, nos explican, que se hizo para que críen las ranas, aunque los renacuajos nunca han nacido porque los visitantes creen que es para jugar. Hay hoteles para insectos polinizadores (no sólo abejas) y montones de pájaros que revolotean alrededor, porque les alimentan con bolsas de red y roscas repletas de frutos secos colgadas de los árboles y les construyen casas con tetrabriks reciclados. Además en un pequeño corral ¡hay gallos y gallinas!! Es un paraíso para niños de todas las edades (los más pequeños no se hubieran movido de allí en toda la mañana) y lo tenemos muuuuy cerca.
Después de hacer todo el reconocimiento del espacio, empezamos con la actividad del taller. Antes de nada, en una carretilla, recogemos la cosecha de pimientos y recolectamos las semillas de albahaca que servirán para plantar la próxima primavera. Después hay que arrancar las plantas y rastrillar la tierra para prepararla para la siembra. Los niños plantan pequeñas rúcolas y hacen agujeros para introducir en ellos dientes de ajo y, al final, lo riegan todo un poquito.
También recolectan acelgas y lechugas, esa es parte de la cosecha que al final del taller se reparte entre todas las familias como obsequio. Los próximos días tendremos un recuerdo sano y sabroso de esta actividad, y, como lo han recogido y sembrado por sí mismos, los niños lo comerán con entusiasmo. Otra curiosidad de este plan es que, durante alguna visita a El Retiro, podemos volver para ver cómo progresan las verduras que hemos plantado en nuestro huerto.
Es una actividad que se hace corta, porque es muy variada y entretenida ¡genial! Nos encantan estos planes de contacto con la naturaleza, tendremos que repetir…
Si os ha gustado, os proponemos seguir cultivándolo en casa con algún libro como Mi huerto
¿Tenéis en casa pequeños urbanitas a los que creéis que pudiera gustarles? Nosotros habíamos hecho la reserva de este taller con mucha antelación así que, si os gusta la idea, pinchad ya para reservar vuestras plazas (en el enlace amarillo de arriba), los próximos huertos familiares de «Domingos en el Retiro» son el 28 de enero y 25 de febrero.
Emocionados con el rincón secreto que acabamos de descubrir no podemos calificarlo sino como planazo.
¿Os animáis a crear vuestro huerto familiar?
Hola Carlota ¡qué alegría que os haya gustado y que nos lo cuentes aquí!
Nosotras hicimos todo el taller al aire libre (no debía hacer tanto frío) y no jugamos al pañuelo, así que supongo que en cada nuevo huerto familiar introducen novedades ¡qué bien!!!
La actividad es estupenda y creemos que poco conocida y las monitoras, como tú dices, son “de 10”.
Este viernes colgaremos en el blog otra actividad muuuy recomendable que hemos hecho allí, no adelanto más 😉
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¡Nosotras lo hemos hecho hoy y es genial! Como hacía frío hemos trasplantado espinacas en una de las aulas. Lo que también ha sido divertidísimo ha sido el juego del pañuelo con hortalizas, frutas y flores. Las monitoras son estupendas, muy didácticas y muy, muy amables. Altamente recomendable. ¡Gracias MadridconM por la recomendación! 😊
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