ARROYO. El buque fantasma.

Exposición póstuma de Eduardo Arroyo.

El Jardín Botánico con el Arte

✔️ REAL JARDÍN BOTÁNICO

Acudimos ilusionados, como siempre, a la convocatoria del Real Jardín Botánico de Madrid para la inauguración de una exposición-homenaje a Eduardo Arroyo, no solo pintor y escultor sino también escritor y escenógrafo como nos apunta Fabienne Di Rocco, la comisaria de la muestra.

Es verdad que en el Jardín botánico se realizan, desde hace más de doscientos años, tareas científicas y de divulgación pues su misión fundamental es promover el conocimiento, conservación y disfrute de las plantas y su medio natural. Pero, además, desde la rehabilitación del Pabellón Villanueva, el Botánico también quiere estar con el Arte, como señala su director Esteban Manrique.

Esta exposición póstuma sirve de homenaje a Arroyo que falleció hace algo más de cuatro meses, el 14 de octubre del pasado año, y cierra una trilogía expositiva que empezó en 2017 en la Fundación Maeght (Francia) y siguió en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en 2018, a cuyo director le unía una relación más allá de la meramente profesional.

Arroyo, uno de los artistas más destacados de la figuración narrativa y de la nueva figuración, estaba muy ilusionado preparando esta exposición; a pesar de haber cumplido más de ochenta años y tener una salud deteriorada, siguió trabajando hasta el último momento al pie del cañón.

La muestra, que reúne casi 40 obras entre pintura y escultura, realizadas desde el año 2000, es fiel reflejo de su universo creativo, una amalgama de figuras reales, mitos y leyendas, personajes literarios o cinematográficos,  con mucho color y altas dosis de ironía…

Estaban Manrique, Pedro Saura, Isabel Azcárate, Fabienne Di Rocco, Pimpin Arroyo y Alberto Anaut en la presentación de “El Buque Fantasma” a la prensa

La obra que más llama la atención del público es la que da nombre a la exposición, tal vez porque ocupa un lugar de honor al fondo de la galería iluminada por la luz  natural de sus ventanales: “El buque fantasma”, el título del último cuadro que terminó, en julio de 2018,  en su taller de Robles de Laciana, en León. Es la última obra firmada, nos aclara Fabienne Di Rocco, es una representación de la música de Wagner, “El holandés herrante”; en el centro del lienzo hay un submarino con ruedas y a los lados unos caballitos de mar sobre un fondo repleto de representaciones de Fantômas en colores planos, describe la comisaria que, emocionada, no quiere dar su interpretación de la obra.

Estaba trabajando en otros dos cuadros que dejó inacabados

 “Existe otro que ya había empezado a mediados de junio en su taller de Costanilla de los Ángeles, en Madrid, Tres visitadoras en la cocina de Agatha Christie. Comenzó también el que hubiera tenido que titularse La Bella y la Bestia a primeros de agosto en Robles de Laciana, León. Ambos son cuadros inacabados. Eduardo sabía que era eterno

Acababa de terminar la tercera parte de su biografía Diez negritos y de colaborar en la última edición de su guía personal del Museo del Prado Al pie del cañón.

Su trabajo escultórico es menos conocido. Entre los montes que rodean su casa en Robles encontraba el material para su escultura, presente también en la muestra.

Es una exposición muy personal, está repleta de referencias (Don Juan  Tenorio y Doña Inés, Moby Dick y John Huston, Unamuno, Van Gogh…) que solo son el reflejo de su amor por la pintura, el arte, el cine y la escultura.

 

Y por doquier Fantômas, antifaces y máscaras, porque al artista le gustaba muchísimo disfrazarse, estar y no estar, nos cuenta su viuda Isabel Azcárate. “Terminó como él quería, trabajando”. Tenía mil proyectos, nos dijo, era enormemente valiente, él quería seguir viviendo. En varias ocasiones Arroyo, que pintaba por las noches, le preguntó cuál de los cuadros que estaba terminando en ese momento sería el último “Espero que ninguno de estos” le contestaba, aún consciente de que se apagaba poco a poco.

 

También se incluye en la muestra una proyección “Arroyo. Exposición Individual”, es un monólogo de veinticuatro horas.

La exposición está coproducida por la Fundación ENAIRE que, por considerar a Eduardo Arroyo un artista polifacético con gran papel en la historia cultural y social, pretende inaugurar con El buque fantasma las Naves de Gamazo, en Santander, en 2020.

 

 

Os recomendamos el libro de la exposición editado por La Fábrica con un precioso texto de Julio Llamazares, El unicornio triste, que nos brinda unas letras para acercarnos a  la figura del artista. También Fabienne Di Rocco le dedica unas líneas tremendamente emotivas, llenas de nostalgia y admiración.

¡Eduardo ha muerto, larga vida a Arroyo!

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