¿Plan para músicos y expertos en sonido? Noo, curiosidades para todos los públicos.
Composición musical con frutas.
👁 ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA
Las exposiciones en el Espacio de Telefónica son de lo más variopinto y yo diría que algunas, como esta, curiosísimas. Ya la habíamos visto dando un paseo por las distintas plantas y a primera vista no es de las más llamativas, con la visita guiada y el taller resulta muy atractiva.
Hemos hecho esta visita-taller casi en el última oportunidad por recomendación de Rocío. La última ocurrencia del departamento de Mediación Cultural del ESPACIO para visitar una de las exposiciones, en la planta 4ª .
Además podéis hacer doblete porque en la 3ª , todavía estáis a tiempo de verla, sigue la exposición «Hitchcock más allá del suspense» que ya os contamos aquí.
La presentación: ¿Qué es la Música? ¿cuándo nació la Música? ¿Desde cuándo existen registros musicales? estas y muchas otras preguntas se plantean en la visita guiada a la Exposición del Espacio 1, 2, 3… ¡Grabando! hasta el 22 de enero de 2017.
Los niños participan desde el principio, la música es un tema que les resulta cercano, además en nuestro grupo hay dos padres que saben mucho de la materia y hacen multitud de preguntas y aclaraciones. Hay continuas intervenciones adaptadas para los más pequeños que les hacen la visita más amena, es una visita guiada con sorpresas.
En la exhibición se sigue un orden cronológico, «Orígenes«, los inventos que revolucionaron la grabación y reproducción musical en sus comienzos como el fonoautógrafo, el fonógrafo, el gramófono o el micrófono; el siguiente corresponde a la «Revolución Sonora» donde el vinilo, el casete compacto, la grabadora, el radio casette, el Walkman y el Discman toman protagonismo; y, para terminar, nos adentramos en «Suena en digital» para acercarnos a los más recientes avances tecnológicos desde el Mp3 hasta el Home Studio, el streaming o plataformas digitales como Spotify.
En la primera parte, «Orígenes«, hay un montón de artefactos, diseñados basándose en el funcionamiento del oído, como el fonoautógrafo de Scott de Martinville de mediados del siglo XIX (1857) del que sólo se conserva uno en el mundo y que ‘escribía’ el sonido que escuchaba, en una campana, por medio de un grueso pelo de jabalí que arañaba el papel-carbón.
También hay un fonógrafo de Thomas Alba Edison que transformó por completo la forma de crear y de experimentar la música, aunque inicialmente fue concebido para otras funciones como: libros sonoros para ciegos, entrenamiento para una buena elocución o “grabaciones de familia” (registro de recuerdos y de las últimas palabras de los miembros de la familia).
Nos hablan de la primera muñeca parlante bufonia, de Edison, que no tuvo ningún éxito en la época y más que hablar emitía sonidos (a las niñas, más que alegría, debía provocarles miedo)
Emile Berliner (1851-1929), ingeniero de origen alemán, iba a dar el paso definitivo hacia una nueva era del sonido al patentar en 1887 el gramófono, un dispositivo de registro sonoro sobre un disco plano que disparó su demanda y éxito internacional. Los reproductores originales reproducían discos de pizarra con una aguja y una campana de madera. Berliner, gracias a su formidable visión comercial, aportó los discos planos «La voz de su amo» y la iniciativa de fabricarlos masivamente a partir de una matriz (se grababa por presión en un material blando).
Hasta entonces la música sólo podía ser oída en conciertos. A partir de este momento, la industria discográfica se benefició con el nacimiento de un nuevo entretenimiento: “la música en casa”. Así que el mayor cambio que causó el registro sonoro fue la conversión de sonidos únicos e irrepetibles (para escucharlos era necesario acudir a la ópera o a salas de concierto), a sonidos que se podían escuchar cuantas veces se quisiera y en lugares no necesariamente destinados a la música. Pero esto no era del agrado de todo el mundo, había quienes pensaban que estos revolucionarios inventos acabarían con la música en directo y la enseñanza de la misma. El jazz y sus representaciones improvisadas o ciertas piezas de música clásica eran demasiado largas para contenerse en un disco de 2 o 3 minutos. Hecho que, durante un periodo de tiempo concreto, les dio la razón.
La segunda parte de la muestra, «Revolución sonora«, nos resulta muy familiar a los adultos. Sin embargo, es muy curioso observar que para los niños hablamos de objetos completamente desconocidos. Es muy llamativo y nos asombra.
No sería hasta 1925 que la grabación y reproducción del sonido se convertirían en un proceso eléctrico, dando así por terminada la llamada era acústica. El tocadiscos, tal y como lo conocemos, aparece ese año y se diferencia del gramófono en que es enteramente eléctrico, tanto para girar el plato como para captar el sonido.
El primer disco de vinilo fue grabado por un cantante de ópera italiano, Caruso. El educador aprovecha para preguntarles a los niños si conocen algunos cantantes famosos de diversos géneros, les enseña fotos, la mayoría reconocen a Michael Jackson y poco más. A nuestros niños ¡Los vinilos les parecen una antigualla! y una auténtica curiosidad del pasado, pero también los radiocasettes les resultan extraños, no saben lo que son (hay una enorme vitrina de cassettes customizados) ni los walkman, ni los discman…y sus padres caemos en la cuenta, en ese momento, de lo rápido que han evolucionado las formas de guardar y reproducir el sonido en poco tiempo.
Terminamos la visita en un estudio de grabación, en una reproducción de la pecera que nos sitúa al lado del jefe de sonido, al otro lado los Beatles.
En la tercera y última parte de la exposición, «Suena en digital» los niños ven por fin lo que conocen: Compact disc, MP3, IPod…La evolución ofrece un tamaño cada vez más y más pequeño.
Y después de la visita, el taller: Andrés recibe a un pequeño grupo de niños y padres expectantes, no estamos muy seguros de lo que vamos a hacer hoy ¿qué tiene que ver una macedonia (nos habían pedido llevar una fruta) con la música?
Al comienzo nos pregunta uno por uno si sabemos escribir música y nos hace pintar en un pentagrama, en clave de Sol, las frutas que hemos traído; parece que, efectivamente, vamos a hacer una composición musical con frutas. Usando una aplicación, Makey Makey que es una simplificación de Arduino de Ultralab, conectaremos las distintas frutas para que, tocándolas, suene una nota musical. Andrés nos dirige para que, con varios cables de cocodrilo, hagamos las conexiones necesarias. Además también conectamos algunas frutas dibujadas con grafito. Después cerramos el circuito eléctrico con nuestras manos para que las frutas produzcan sonidos. Hemos programado un piano y un bongo, pero se pueden elegir otros instrumentos.
Ahora… ¡empieza el concierto!